Inaugurado en el año 1944, el mercado de San Fernando en la Calle Embajadores y que lleva dando desde entonces servicio a los vecinos del barrio de Lavapiés y parte de la Arganzuela, es a día de hoy más que un simple mercado de abastos. Colores y sabores de diferentes países se funden entre los pasillos en un mercado que al igual que su barrio, sus vecinos y visitantes, se ha convertido en un mercado multicultural en el que puedes encontrar desde los puestos más tradicionales de carne, fruta y verduras hasta puestos de degustación de comida venezolana, mexicana y española entre otros, donde probar los diferentes productos antes de llenar la cesta de la compra.
Y es que durante los últimos años, este mercado al igual que otros se ha reinventado para darle una segunda oportunidad a estos espacios únicos, que más allá de pasar a quedarse olvidados con los nuevos hábitos de compra a los que la vida cotidiana nos lleva, nos invitan a disfrutar de la calidad del mercado de proximidad, de lo auténtico y de lo cercano. Porque comprar en un mercado como el de San Fernando es comprarle a Manolo, a Laura, a Mario… personas que más que solo pasar el paquete de filetes de pollo por la cinta de la caja registradora te cortarán con mimo y a tu gusto la pechuga; personas que te dirán qué ingredientes son los que tienes que llevarte para hacer esos deliciosos tacos que acabas de probar en su puesto; personas que te aconsejarán sobre qué vino es el que mejor marida en esa cena de amigos en la que te quieres tirar un farol de entendido o entendida. Una compra auténtica, de las de verdad pero actualizada al siglo xxi, porque como te contábamos ahora además en muchos de esos puestos puedes sentarte a probar las delicias de cada lugar antes de llevarte el producto a casa o simplemente disfrutar de un buen rato con los amig@s saboreando las diferentes gastronomías. Más que un simple mercado.
